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Medio ambiente 13 de marzo de 2024
En el bosque Atlántico de Sudamérica, existe la creencia de que la vida depende de una madre: la matriarca superior que provee para todos. Esto aplica a las plantas, los animales y a los árboles que se elevan hacia lo alto para llegar a la luz del sol y que al mismo tiempo proporcionan sombra a la vida que habita debajo de ellos.
Se calcula que actualmente hay 5,000 especies de árboles existentes en el bosque Atlántico. De estas especies, dos tercios están en peligro de extinción después de siglos de prácticas de explotación y extracción. La restauración de la selva tropical (con un potencial de restauración estimado de 40 millones de hectáreas sólo en Brasil) ha sido el núcleo de los proyectos respaldados por Apple en la región. Esto incluye una iniciativa justo en el interior de la localidad costera de Trancoso, en Bahía, Brasil, donde una empresa cultiva plántulas de árboles madre, los más resistentes de varias especies que han sobrevivido a la destrucción de la selva tropical.
"Comenzamos con el mejor material genético posible, recolectado de una enorme reserva nativa del bosque Atlántico", explica Bruno Mariani, fundador y CEO de la empresa de gestión e inversión forestal, Symbiosis. "Esto atraerá a mucha fauna e insectos".
Bruno Mariani de pie en el bosque Atlántico.
El CEO, Bruno Mariani, fundó Symbiosis en 2008 para abordar los impactos del cambio climático que comenzó a observar en persona tanto en Brasil como en otros países.
Fundada en 2008, Symbiosis ha recolectado, almacenado y plantado semillas de árboles madre de diversas especies nativas de Brasil desde 2010. "El árbol madre representa cómo la naturaleza nos brinda toda la energía y la base para la restauración. El árbol madre nos da todo", indica Mickael Mello, gerente del vivero de Symbiosis.
Symbiosis es uno de los tres inversionistas que forman parte del Restore Fund, anunciado en 2021 con el objetivo de expandir las soluciones naturales para hacer frente al cambio climático. En colaboración con Goldman Sachs y Conservation International, el Restore Fund ha invertido en tres proyectos de eliminación de carbono en Brasil y Paraguay con el fin de generar beneficios que van más allá del carbono, como el fortalecimiento de los medios de vida locales y la mejora de la biodiversidad.
De izquierda a derecha: (1) Fabiane Souza M. Delmira lidera al equipo del vivero y supervisa el almacenamiento de semillas en Symbiosis. Escúchala describir la importancia de usar semillas de árboles madre para producir plántulas. (2) En el banco de semillas de Symbiosis, los estantes están llenos de botes con cientos de miles de semillas de alta calidad de los árboles más resistentes en los terrenos de la empresa en el bosque Atlántico.
De arriba a abajo: (1) Fabiane Souza M. Delmira lidera al equipo del vivero y supervisa el almacenamiento de semillas en Symbiosis. Escúchala describir la importancia de usar semillas de árboles madre para producir plántulas. (2) En el banco de semillas de Symbiosis, los estantes están llenos de botes con cientos de miles de semillas de alta calidad de los árboles más resistentes en los terrenos de la empresa en el bosque Atlántico.
Desde su primer cultivo, que consistió en 160 especies repartidas por una zona que estará permanentemente protegida de la tala para extraer madera, Symbiosis ha ido expandiendo su restauración de árboles nativos amenazados. Con el fin de reducir la pérdida de la biodiversidad, Symbiosis tiene el compromiso de conservar el 40% de su terreno con bosques naturales de varias especies, mientras que el resto del terreno suministra maderas duras preciadas que proceden de fuentes gestionadas de forma responsable. Después de sembrar 800 hectáreas de bosques biodiversos durante una década, la empresa se ha propuesto sembrar más de un millón de plántulas en 1,000 hectáreas para 2024.
"Los árboles trabajan en grupo, como una red", indica Mariani. "Son seres sociales y buscan ayudarse mutuamente. Cuando hay especies distintas, sus raíces llegan a distintas profundidades de la tierra, por lo que nunca compiten, más bien cooperan entre sí".
El bosque Atlántico abarca la costa este de Sudamérica, comienza en el noreste de Brasil y se extiende hacia el interior hasta el sureste de Paraguay y el norte de Argentina. Tiene 64 kilómetros de ancho en su punto más septentrional y se extiende unos 321 kilómetros hacia el interior desde la costa atlántica meridional. Después de más de 500 años de deforestación, la selva tropical se ha agotado en un 80%, y el terreno se dedica a cultivos de café, cacao y caña de azúcar, entre otros, además de usarse como pastos para el ganado. Gran parte de la selva tropical ha perdido sus preciosas maderas duras, incluido el palo de Brasil y el palo de rosa brasileño, utilizados en muebles, construcción e incluso en instrumentos musicales como guitarras. Actualmente, en el Amazonas se tiene una situación similar.
Vista aérea del bosque Atlántico en Brasil.
Este año, Symbiosis tiene el objetivo de producir un millón de plántulas como parte de su plan para mantener un bosque que se gestione de forma sostenible y con una cobertura continua.
Se estima que el bosque Atlántico tiene un área potencial de reforestación de unos 40 millones de hectáreas. El enfoque de Symbiosis para la reforestación busca crear un bosque productivo sostenible de alta calidad y, al mismo tiempo, continuar la lucha contra el cambio climático con una de las herramientas más vitales para la captación de carbono: la propia naturaleza. "Buscamos equilibrar la producción de madera y las reservas de carbono", explica Alan Batista, CFO de Symbiosis, que estudió silvicultura y cuyo currículum abarca la propagación de plantas en el sector de la pulpa y el papel, la estrategia empresarial, la economía y las finanzas.
"La biomasa de madera genera una gran cantidad de carbono almacenado aquí y sabemos que también tenemos una gran cantidad de carbono almacenado en el suelo", señala Batista. "Así que al cosechar, debemos pensar en el ciclo de principio a fin. La gestión que aplicamos es de cobertura continua del bosque, es decir, con carácter perpetuo. Siempre se cubrirá de bosque".
Alan Batista sostiene una plántula mientras está de pie en un invernadero.
Después de graduarse como ingeniero forestal, el CFO de Symbiosis, Alan Batista, dedicó sus primeros años a la industria de la pulpa y el papel, ahí perfeccionó sus habilidades técnicas de propagación y clonación de plantas antes de estudiar una maestría en el extranjero, donde comenzó a interesarse por nuevas formas de silvicultura con el crecimiento de especies nativas.
De izquierda a derecha: (1) Mickael Bandeira de Mello, encargado del vivero de plantas en Symbiosis, tiene la tarea de ayudar a que la operación de plantación crezca de 800 hectáreas en 10 años a 1,000 hectáreas en uno. (2) El ingeniero forestal, Victor Leon Rocha Araújo, analiza el rendimiento de las plantaciones anteriores de Symbiosis, desde la calidad del suelo hasta la salud de los árboles, para determinar un plan de acción a futuro.
De arriba a abajo: (1) Mickael Bandeira de Mello, encargado del vivero de plantas en Symbiosis, tiene la tarea de ayudar a que la operación de plantación crezca de 800 hectáreas en 10 años a 1,000 hectáreas en uno. (2) El ingeniero forestal, Victor Leon Rocha Araújo, analiza el rendimiento de las plantaciones anteriores de Symbiosis, desde la calidad del suelo hasta la salud de los árboles, para determinar un plan de acción a futuro.
Para calcular el carbono almacenado en su suelo, Symbiosis combina datos satelitales de Space Intelligence, conocimientos ecológicos y aprendizaje automático a fin de crear mapas de la cobertura del terreno, los cambios en ella y el carbono forestal. Los datos satelitales están integrados con lecturas de la app ForestScanner, que lleva a cabo mediciones sobre el terreno con el escáner LiDAR del iPhone para determinar la edad y el índice de crecimiento. "Nos ayudan a examinar las propiedades y el uso de la tierra, por ejemplo: la superficie de pastos, zonas forestales y deforestación retroactiva", explica Batista.
Parte del proceso de examinación es identificar áreas designadas como terrenos que pertenecen a comunidades indígenas, con las que Symbiosis espera asociarse pronto para identificar y recolectar semillas de sus árboles madre. Después de visitar el Amazonas en 2007, Mariani se inspiró al ver cómo una comunidad indígena había reforestado una zona que había sido destruida por madereros junto a la frontera peruana.
"Los líderes hablaron conmigo sobre el cambio climático y me llevaron a una zona reforestada por ellos; se veía como el bosque original", recuerda Mariani. "Me inspiró ver el poder de restauración de la naturaleza y cómo la sabiduría tradicional puede combinarse con la ciencia".
Una persona del equipo de Symbiosis sostiene un iPhone para recopilar datos con el escáner LiDAR y la app ForestScanner.
Symbiosis trabaja con la empresa de datos de imágenes por satélite, Space Intelligence, para medir la cantidad de carbono almacenado en su bosque, registrar datos relacionados (como las especies de árboles) y almacenar los datos para análisis y planificación a futuro.
A partir de los mapas 3D creados con el escáner LiDAR y la app ForestScanner del iPhone, Space Intelligence brinda datos del crecimiento de los árboles, el cual se mide por el diámetro del árbol a la altura de pecho.
A poco más de 2,500 kilómetros al suroeste de Trancoso, hay otro proyecto en marcha del Restore Fund en Forestal Apepu, en el distrito de San Pedro en Paraguay.
En esta región al suroeste del bosque Atlántico, Forestal Apepu está desarrollando bosques de eucalipto de rápido crecimiento para la producción de madera de alta calidad en tierras que fueron deforestadas hace décadas y al mismo tiempo protege el bosque natural restante y planta especies nativas mediante ensayos experimentales. Al enfocarse en la obtención de madera de alta calidad a partir de ciclos de crecimiento más largos, Forestal Apepu permite una mayor eliminación de carbono y un almacenamiento a más largo plazo en sus bosques. También esperan que los productos de madera sólida fabricados con su madera de alta calidad alivien la presión sobre el bosque natural, con lo que el carbono quedará almacenado en productos de madera de larga vida, incluso después de talar un árbol.
Una parte crucial del trabajo de Forestal Apepu va más allá de las fronteras del bosque. El proyecto también apoya a las comunidades locales a través de iniciativas de impacto social en los alrededores de la localidad de San Estanislao, en Paraguay.
Esta región no tiene salida al mar, y durante generaciones ha dependido del bosque para obtener madera, leña y satisfacer sus necesidades agrícolas. Como parte del Restore Fund de Apple, Forestal Apepu colabora con las comunidades locales para identificar fuentes alternativas de ingresos que alivien la presión sobre los bosques madereros de la zona. Estas fuentes incluyen empleos en los bosques de eucalipto de la empresa, certificados por el Consejo de Administración Forestal (FSC), el arrendamiento de terrenos a través de un modelo de subcontratación (en el que los pequeños propietarios reciben plántulas y asistencia técnica para cultivar y gestionar la madera), la producción de pollos a través de una asociación local de mujeres y el cultivo de yerba mate.
Graciela Gimenez ha vivido 40 años en Cururu’o, una pequeña comunidad de apenas 1,200 personas. Todas las mañanas, se despierta a las 5 a.m. para comenzar su rutina diaria: alimentar a sus pollos y cambiarles el agua, limpiar la casa, hacer la comida para su familia y atender las necesidades que puedan surgir de la asociación para mujeres que ayudó a crear y de la cual es presidenta.
"Siempre he estado muy presente en la comunidad", expresa Gimenez. "Les gusta mi capacidad de poner las cosas en marcha".
Después de varias reuniones con Gladys Nuñez, responsable del enlace social de Forestal Apepu, Gimenez y las mujeres de la comunidad se unieron para desarrollar una fuente de ingresos a partir de la cría de pollos. Antes, los hogares obtenían ingresos irregulares principalmente de trabajar las tierras cercanas. Después de que Forestal Apepu agregara 21 pollos a su cooperativa en 2023, Gimenez ahora cuenta con 51 pollos que producen huevos y carne para vender y también para alimentar a su familia.
"Debemos cuidar de los vecinos, debemos ser aliados", comenta Nuñez. "Todas las personas de las comunidades que estamos trabajando con Apepu, como yo, aprendemos todos los días sobre la gestión de bosques, como temas sobre salud y seguridad respecto a los pesticidas o el mejor uso de los recursos naturales. Este aprendizaje comunitario ayudará al medio ambiente".
Ramon Mariotti sostiene una taza de yerba mate y se sienta en un porche con una persona.
En 1962, Ramon Mariotti (a la derecha) y su familia dejaron la región del Chaco en Paraguay y se mudaron a Palomita I, donde de inmediato observaron lo rica que era la tierra de su nuevo hogar. El padre de Mariotti comenzó a cultivar yerba mate y le enseñó las complejidades de cultivar esta planta que tanto beben los paraguayos para calmar la sed.
Ramon Mariotti, líder de la comunidad Palomita I, se estableció en la zona en 1962 tras la sequía y la devastación de la región del Chaco. Desde entonces, ha cultivado yerba mate ahí, un té de hierbas que para muchos paraguayos en la zona es la única sustancia para calmar la sed. El padre de Mariotti le enseñó todos los detalles para el cultivo, por ejemplo: saber cuándo están listas las hojas, con qué delicadeza hay que recogerlas a mano, cómo secarlas y molerlas, y cómo elegir las mejores para vender.
"Desde que llegamos aquí, de inmediato vimos lo rica que era la tierra", afirma Mariotti. "Es como tener un supermercado natural a nuestro alrededor, podemos plantar cualquier cosa".
De izquierda a derecha: (1) Alvaro Ramirez es ingeniero forestal sénior y director de tecnologías en Forestal Apepu, y está a cargo de todas las operaciones sobre el terreno. (2) La ingeniera forestal, Belén Osario, trabaja con Ramirez y es responsable del mantenimiento de varios terrenos madereros.
De arriba a abajo: (1) Alvaro Ramirez es ingeniero forestal sénior y director de tecnologías en Forestal Apepu, y está a cargo de todas las operaciones sobre el terreno. (2) La ingeniera forestal, Belén Osario, trabaja con Ramirez y es responsable del mantenimiento de varios terrenos madereros.
Con el fin de ampliar sus cosechas, Mariotti ha colaborado con Alberto Florentín, de Forestal Apepu, para mejorar su proceso de plantación, lo que incluye saber en qué momento plantar y la cercanía que debe haber entre plantas.
Florentín lleva 40 años trabajando como ingeniero forestal y ha recorrido todo Paraguay, primero con el servicio forestal y luego con el Centro de Parques Nacionales del Museo Moisés Bertoni, una reserva natural donde ayudó a contratar a guardabosques de las comunidades indígenas que iba conociendo. Florentín atribuye lo que aprendió en sus viajes por diversas regiones de Paraguay a su capacidad para sobrevivir en cualquier parte del país y ayudar a otras personas a prosperar únicamente con los frutos de la tierra.
"Quiero asegurarme de que la gente de aquí pueda ver crecer la vida, en lugar de dejar un desierto para las próximas generaciones", afirma Florentín. "Con el cambio climático, las cosas cada vez son más difíciles, las fuentes de agua son cada vez menos y es más difícil encontrar algo que crezca. Por eso, quiero que puedan tener todos los recursos para seguir creciendo".
Una vista a ras del suelo de los árboles del bosque Atlántico.
Además de las operaciones forestales de Forestal Apepu y del acercamiento con las comunidades, la empresa utiliza una técnica pionera de supervisión bioacústica para registrar las mejoras en la biodiversidad de la tierra, con el apoyo de la Iniciativa Internacional sobre el Clima a través del proyecto FLILA. Escucha los sonidos del bosque, como pájaros, insectos y otros animales que habitan ahí.
Además de sus proyectos comunitarios, Forestal Apepu también busca formas de supervisar el bienestar de la tierra en sus bosques.
Un experimento de supervisión bioacústica ha grabado los sonidos del bosque para ayudar a un equipo de biólogos colaboradores a detectar los niveles de biodiversidad en todo el bosque mediante inteligencia artificial y aprendizaje automático.
Podría parecer que no hay conexión entre los proyectos para registrar, preservar y revitalizar la flora y la fauna de Forestal Apepu en Paraguay y Symbiosis en Brasil, pero en realidad tienen objetivos en común: garantizar la resiliencia de los lugares más naturales del planeta que durante mucho tiempo se han dado por sentado.
Mariani, de Symbiosis, hizo esta reflexión al pensar en el nombre para su empresa: "Se trata de la cooperación entre distintas especies que se benefician mutuamente, todo lo contrario a los parásitos. Lo que buscamos es la simbiosis, donde todo el mundo salga ganando".
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