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Keynesianismo

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John Maynard Keynes, creador del keynesianismo.

El keynesianismo es una teoría económica propuesta por John Maynard Keynes, plasmada en su obra Teoría general del empleo, el interés y el dinero, publicada en 1936 como respuesta hipotética a la Gran Depresión de 1929.

La economía propuesta por Keynes se centró en el análisis de las causas y consecuencias de las variaciones de la demanda agregada y sus relaciones con el nivel de empleo y de ingresos.[1]​ El interés final de Keynes fue intentar dotar a las instituciones nacionales o internacionales de poder para controlar la economía en las épocas de recesión o crisis. Este control se ejercía mediante el gasto presupuestario del Estado, política que se llamó política fiscal. La justificación económica para actuar de esta manera parte, sobre todo, del efecto multiplicador que, según Keynes, se produce ante un incremento en la demanda.

Ruptura con el paradigma clásico

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El Keynesianismo refutaba la teoría clásica de acuerdo con la cual la economía, regulada por sí sola, tiende automáticamente al pleno uso de los factores productivos o medios de producción (incluyendo el capital y trabajo). Keynes postuló que el equilibrio al que teóricamente tiende el libre mercado, depende de otros factores[2]​ y no conlleva necesariamente al pleno empleo de los medios de producción, es decir, que los postulados básicos de Smith, Ricardo, etc., dependen de una premisa que no es necesariamente correcta o "general". Así Keynes postuló que la posición de Smith, Say o Ricardo, sobre el equilibrio de la oferta y la demanda, sería correspondiente a un caso "especial" o excepcional,[3]​ en tanto que la teoría debería referirse al proceso "general" y a los factores que determinan la tasa de empleo en la realidad.[4]​ En consecuencia llamó a su proposición "Teoría general".

En términos no técnicos, el liberalismo económico clásico supone que cuando se produce un bien se han producido también los medios para la compra de otros bienes (en la medida en que una vez producido podrá ser directa o indirectamente -mediante el uso de dinero- intercambiado por otros bienes. Ver Ley de Say). Sugiere que para fomentar crecimiento económico no hay que penalizar la producción:[5]​ a más producción, más bienes que intercambiar, más intercambios, etc. Así, en el largo plazo, no solo todo lo que se produce es lo mismo que todo lo que se compra, sino que todos están interesados en que el sistema funcione a máxima capacidad[6]​ (se logra un equilibrio entre la producción y la demanda agregada que tiende al máximo uso de los "recursos económicos", incluyendo el pleno empleo.- véase también Ley de Walras). En esa situación lo racional es utilizar inmediatamente cualquier ingreso, dado que mantener dinero sin uso no produce beneficios. Nótese que lo anterior implica equivalencia estricta entre ahorros e inversiones: “posponer consumo” sin invertir el dinero es equivalente a mantener sumas ociosas, es decir, es económicamente irracional, como lo es el no utilizar para invertir sumas disponibles en los bancos (los ahorros de otros, etc.).

Conviene notar que lo anterior se puede interpretar de dos maneras: la primera: que "todo lo que se vende es igual que todo lo que se compra", y que "los costos de todo lo que se produce están cubiertos por todo lo que se compra". Keynes sugiere que lo último solo es correcto cuando todo lo que no se gasta es inmediatamente ahorrado (se deposita en un banco) y todo lo ahorrado es directamente invertido. Sucede que, en realidad, hay, por lo menos, una cantidad de dinero que ni se usa para comprar ni se ahorra en ese sentido: se mantiene "en el bolsillo" o como reserva líquida. Esta preferencia por la liquidez tiene efectos económicos.

Say creía que no podía haber comprador sin un productor, pero que sí podía haber productor sin que hubiera comprador -por lo que, el consumo sería consecuencia y recompensa de la producción y no al revés-. Keynes invierte la Ley de Say.[7]​ Para él no es la producción la que determina la demanda, sino la demanda la que determina la producción.[8]​ Esto porque los empresarios -o quienes intentan serlo- invierten sobre la base de una percepción central: la diferencia entre la tasa de interés y la tasa de ganancia.:[9]​ a mayor diferencia en favor de la última, incluso en términos estrictamente clásicos, lo más posible es que se invierta.[10]​ Pero esa tasa de ganancia depende de la demanda (ver cita anterior de Stuart Mill). Mientras tanto, los consumidores consumen o “ahorran” (difieren consumo) no solo cuando la tasa de interés sube, sino también en relación con la percepción de la evolución futura tanto de sus ingresos como de los precios de bienes de consumo, etc.[11]​ Se establece así una relación compleja. Keynes aduce que el problema comienza cuando contemplamos el circuito económico en su conjunto (lo que introduce la macroeconomía). Sucede que las decisiones acerca del ahorro y las decisiones acerca de inversiones las hacen personas distintas y, posiblemente, en momentos diferentes.[12]​ Sigue con que no hay necesidad de que esas decisiones tengan que coincidir, de hecho, históricamente, se puede ver que, a diferencia de lo postulado por Smith, Say y otros, esas variables no convergen a una situación de estabilidad o equilibrio económico clásico o walrasiano -situación que se transforma en el caso especial en el que las inversiones igualan a los ahorros en una situación de expansión de producción y precios relativamente altos en relación con el salario medio, pero con tendencia a la deflación.[13]​ Keynes va más lejos, sugiriendo que la situación tiende -dado una serie de factores, entre los cuales el principal es una tasa de interés excesiva- a oscilar alrededor de un punto en el cual los recursos no se utilizan efectiva o plenamente, ya que tal tasa de interés tiende a deprimir la economía en general: un interés excesivo reduce la demanda por capital financiero y, consecuentemente, por el trabajo, lo que reduce el nivel del agregado de salarios, lo que implica la reducción general de consumo, lo que a su vez significa que la tasa de ganancia disminuye, lo que nuevamente reduce la demanda de inversiones, etc., en un círculo vicioso (ver Paradoja del ahorro)

En otras palabras, Keynes postuló que, en ciertas situaciones, y contrario a lo planteado por la visión clásica, es económicamente racional no gastar dinero. Por ejemplo, si los precios están bajando es racional no comprar hoy porque con el mismo dinero se comprará más la semana que viene. Por el mismo motivo, disminuye la cantidad de gente interesada en utilizar préstamos (los ahorros de otros): si los precios bajan, no solo se comprará más la semana que viene, sino que las tasas de interés, sueldos, etc., serán menores. Igualmente, una baja del empleo o de los salarios -amenazando futuros ingresos- puede llevar a otra en la demanda, y por lo tanto a una baja en la producción, llevando a su vez a más desempleo. Así, sucede que la economía establece un punto de equilibrio nuevo (llamado equilibrio macroeconómico o keynesiano[14]​) donde convive perfectamente en una situación lejana de la utilización óptima de los medios de producción.[15]​ Específicamente, en la década de 1930 del siglo XX, durante la Gran Depresión, con una alta tasa de desempleo. Joan Robinson clarifica que, en una situación de competencia imperfecta -como lo es en realidad el sistema capitalista- sucede que las empresas pueden aumentar sus ingresos ya sea bajando precios a fin de producir y vender más o produciendo menos pero manteniendo o incluso incrementando los precios. Esta última “solución” implica no solo menos demanda por insumos, sino también por trabajo -es decir, tiende a ser una situación en la cual los recursos no son plenamente empleados- y explica perfectamente el gran desempleo observado en ciertas circunstancias -específicamente, durante la gran depresión- al mismo tiempo que el mantenimiento o, incluso, el incremento de la tasa de ganancia en algunas empresas en esos periodos.[16]

Así pues, dado que la relación “ahorro igual a la inversión” no se establece solo o automáticamente a través de la acción del mercado[17]​ y esa falla tiende a resultar en crisis, parecería conveniente encontrar alguna manera de armonizar esas variables. Keynes postula que la única fuerza capaz de hacer eso es el Estado.[18]

Para entender el funcionamiento real de la economía y sus diferencias con los esquemas formales del dogma clásico, especialmente del punto de vista de que sucede cuando el ingreso aumenta, Keynes desarrolló los conceptos de propensión a consumir o propensión marginal al consumo, propensión marginal al ahorro; multiplicador keynesiano del gasto[19]​ o de la inversión,[20][21]eficiencia marginal del capital (o tasa de ganancia: "El beneficio que genera la inversión, descontando de esos beneficios futuros los intereses pagados para financiar dicha inversión.”[22]​) y preferencia por la liquidez (“Tendencia que muestran las personas a escoger activos líquidos frente a otros de más difícil realización".[23]​), etc. (Para una visión temprana de todo lo anterior ver, por ejemplo, Alvin H. Hansen: Mr. Keynes on Underemployment Equilibrium - (en inglés).

Formalización

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Nota: Se asume el punto de vista neokeynesiano o de la síntesis neoclásica. Ver “Desarrollos posteriores” abajo.

Quizás la forma más fácil de aproximarse a la formalización de todo lo anterior es considerar qué constituye, en un momento dado, el poder de compra de un país. Ese poder de compra es equivalente a la suma del ingreso de todos (Y). Pero, dado que el ingreso total de los individuos (Y) se distribuye tanto en consumo como ahorros/inversión, cualquier aumento del ingreso llevará a un aumento tanto del primer factor como del segundo. Es decir, cuando el ingreso aumenta, el consumo aumenta, pero no tanto como el aumento del ingreso. Lo mismo acerca del ahorro.

En otras palabras, cualquier cambio (Δ) en el ingreso agregado de una nación (Y) produce una variación fraccional tanto del ahorro (A) como del consumo (C) del conjunto de los habitantes. Ese cambio fraccional se puede expresar de la siguiente manera:

0 < ΔA/ΔY< 1 y: 0 <ΔC/ΔY< 1

La primera define lo que se llama Propensión marginal al ahorro (pma) (definido como el ahorro adicional por cada unidad extra de ingresos) y la segunda la Propensión marginal al consumo (pmc) (entendido como el consumo adicional por cada unidad extra de ingresos).

Si representamos "'pma"' como a y pmc como b, se puede decir que:

a = 1 - b

Es decir, la propensión marginal al ahorro por cada incremento en el ingreso es igual a ese incremento menos la fracción de ese aumento que se consuma.

Mirando desde el lado del consumo, y modificando la manera de expresar esa relación, se puede ver que ese también depende de esa propensión a consumir: C = bY

"Cruz keynesiana"

Lo anterior define la llamada ‘’’función del consumo’’’, que se puede entender como simplemente formalizando lo que se ha dicho anteriormente: que el consumo agregado es una función de la fracción del ingreso que no se ahorra, es decir, es la fracción dedicada a consumir. Más formalmente, que depende de la propensión a consumir. (por supuesto, lo mismo se puede decir del ahorro, lo que determina una ‘’’función del ahorro’’’).

Ahora, si la economía estuviera en equilibrio walrasiano o clásico, el consumo o demanda agregada sería equivalente a la producción (todo lo producido sería consumido y todos los ingresos solo vendrían de lo que se vende). Si representamos gráficamente lo anterior, eso constituiría una línea recta bifurcando (en un ángulo de 45 grados) el rectángulo delineado por línea vertical que representa la demanda agregada y la horizontal que representa el producto agregado (o ingreso agregado). Es decir, a cada aumento en una unidad del ingreso, existiría un aumento de una unidad en el consumo.[24]

En realidad, por supuesto, la situación es un poco más complicada, dado que la cantidad de ingresos depende no solo del consumo de bienes producidos actualmente sino también del cuanto se haya invertido (o se invierta en el presente); lo que se reciba como recursos de crédito. etc. Así, la demanda agregada real de un país en un momento determinado se puede representar:[25]

donde:

  • es la Demanda Agregada,
  • es el Ingreso total,
  • es el consumo,
  • es el ahorro o inversión (se usa I a fin de evitar confusiones),
  • es el gasto público o de gobierno en bienes y servicios,
  • son las exportaciones netas,

Si solo consideramos los elementos internos, eso se transforma en:

Di = C + I + G

En la cual Di es la Demanda “interna”.

Ahora, si estamos interesados en cómo el consumo depende del aumento de los ingresos individuales, podemos (debemos) diferenciar la fracción que no depende de los mismos: los gastos del gobierno, los resultados de exportaciones netas, lo que se recibe como créditos y ahorros anteriores, etc. Si denominamos esa fracción consumo autónomo () y la incorporamos en la fórmula acerca de la propensión a consumir, podemos decir que cualquier aumento en el consumo depende de la siguiente relación:

C = A + pmc o C = + bY

La línea que tal función determina en el diagrama anterior no es la misma que la seria determinada por el equilibrio. Eso debido a que en esta nueva línea (azul en el diagrama) un aumento cualquiera en el ingreso no equivale, por las razones dadas, a un incremento exactamente similar en el consumo. Este modelo keynesiano simple[26]​ da origen al diagrama de la cruz keynesiana,[27]​ introducido originalmente por Paul Samuelson.[28]

Si bien lo anterior es una versión simple del análisis keynesiano,[29]​ sirve para mostrar tanto el origen del multiplicador keynesiano o efecto multiplicador del consumo[30][31]​ como el hecho que la economía puede estar en “equilibrio” sin al mismo tiempo lograr pleno empleo de los recursos económicos (incluido el trabajo)[32]​ (estado que es llamado “equilibrio keynesiano” o “equilibrio macroeconómico”.[33]

En relación con el segundo punto. Considérese esa línea azul en el diagrama. Cada punto en ella representa un punto de equilibrio macroeconómico, es decir, representa una variación dada en el consumo resultante de un cambio determinado en el ingreso. Desde el punto de vista keynesiano, cada uno de esos puntos representa un equilibrio entre lo que se ha producido y puesto en el mercado y lo que se compra (y consecuentemente, genera los ingresos de la población). Pero solo uno de esos puntos corresponde también a la línea generada por las condiciones del equilibrio clásico (el punto en el cual las dos líneas se cruzan), lo que corresponde a un cierto nivel de ingresos (Y'), pero, de hecho, la examinaron del archivo histórico muestra que el sistema económico no está generalmente en ese punto. Sigue que la condición "normal" de un sistema económico no implica el pleno uso de los recursos económicos, incluyendo el pleno empleo[34]

En relación con el multiplicador del consumo, el argumento central es el inverso del de la “paradoja del ahorro”. Si alguien aumenta su consumo, eso constituirá un ingreso para algún otro, quien también aumentara fraccionalmente su consumo, y así sucesivamente.

La forma de calcular ese multiplicador es:

dado que: Di = C + I (sin considerar G o NX

y C = + bY

sigue que:

Y = + bY + I

si substraemos bY de ambos lados:

Y - bY = + I

factorizando Y:

Y (1-b) = + I

dividiendo por (1-b) da:

en el cual 1/1-b es el multiplicador y (+ I) es el componente autónomo (proveniente de ahorros y préstamos o algún incremento monetario) sobre el cual el multiplicador ejercerá su efecto.

Propensión a consumir, ahorro e inversión.

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Así pues, la propensión marginal a consumir o Consumo Marginal es la variación del consumo cuando el ingreso disponible varía en una unidad, es decir, la relación entre una variación en el ingreso y la modificación correspondiente en el gasto en consumo.[35]

Formalizando lo anterior. Keynes postuló la ecuación del consumo:

En la cual C es el consumo total; Ca es el consumo autónomo (aquel consumo que no depende del ingreso), "b" es la propensión marginal a consumir, e Yd es el ingreso disponible. (Yd=Yt-T+TR, donde Yt es el ingreso total, T son los impuestos y TR son las transferencias).

Si la propensión a consumir ("b") es débil, las oportunidades de inversión no son atrayentes (dado que quienes invierten buscan ganancia. Una demanda baja reduce la posibilidad de obtenerla), consecuentemente, una parte del ingreso que no se consume tampoco se invertirá y la demanda efectiva se reducirá, por lo que la economía se contraerá y el nivel de empleo descenderá.[36]​ De manera que como el ahorro y la inversión no siempre están en equilibrio,[37]​ al estado le corresponde actuar para asegurar el nivel de inversión necesario para multiplicar la actividad económica y garantizar el pleno empleo.

En términos prácticos, y para contrarrestar la espiral negativa de los '30, Keynes proponía que en momentos de estancamiento económico, el estado tiene la obligación de estimular la demanda con mayores gastos económicos, de manera que consideró la política fiscal como un instrumento decisivo.

Teóricamente, hay tres maneras que el Estado puede financiar esos gastos: 1.- Aumentar los impuestos. 2.- Imprimir más dinero y 3.- Endeudamiento fiscal (uso de los dineros que la población está ahorrando). Keynes basa sus sugerencias sobre un dinero con valor relativamente estable, por lo que no es partidario del incremento indiscriminado en su "producción".[38]​ Aunque para Keynes el incremento de impuestos era legítimo si se orientaba al aumento de la inversión pública y de la demanda, consideraba más apropiado financiar el incremento del gasto fiscal a través del endeudamiento,[39]​ dedicando los impuestos recaudados al pago -posterior- de la deuda.[40]​ El otro lado de esa política es que el Estado debe pagar esa deuda cuando sus ingresos aumenten, debido al incremento por ingresos de impuestos cuando eventualmente haya un auge (nótese: ese aumento en los ingresos se debe al auge o expansión en la economía, etc, no a un incremento en la tasa de impuestos). En otras palabras, la propuesta de Keynes es que el Estado debe jugar en general un papel contracíclico en la economía: estimulando la demanda en momentos de recesión y restringiéndola en momentos de auge. De esta manera, los ciclos económicos se aminoran y no se transforman en crisis.

Tasas de interés y rentabilidad

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La teoría clásica suponía que las leyes del mercado harían mover las tasas de interés al punto adecuado para garantizar el rendimiento de las inversiones, pero también en este caso el dogma clásico apenas cubría casos excepcionales (generalmente, ese en el cual el capital esta lo suficientemente disperso como para estar sometido a competencia entre sus poseedores y todos consideran que invertir es mejor que mantener dinero en los bolsillos), en tanto la realidad funciona generalmente en otra forma:

  • La preferencia por la liquidez, lleva a la gente a atesorar o a tratar de tener dinero efectivo o disponible, pero esa preferencia por la liquidez puede llevar a acciones dañinas a la conveniencia económica general. Por ejemplo, si hay incertidumbre o los precios decaen fuertemente, la población en general puede preferir mantener su dinero “en la mano”, tendencia que, si se generaliza, puede llevar a una profundización seria de la disminución de la demanda por bienes y servicios o incluso a un pánico bancario. Así, "la tasa de interés es el premio que tiene que ofrecerse para inducir a la gente para conservar su riqueza en cualquier otra forma distinta al dinero atesorado".[41]
  • Igualmente problemático desde el punto de vista general es el resultado de la acumulación de grandes cantidades de dinero en pocas manos. Esos “rentistas” llegan a estar en una situación que les permite demandar intereses excesivos por el uso de ese dinero, lo que tiende a disminuir la inversión y consecuentemente, deprime (aún en términos clásicos.- ver cita de Carlos A. Rodríguez) la economía en general.

Si las autoridades monetarias fallan en reducir las tasas de interés por debajo de la eficiencia marginal del capital, la economía se contraerá irremediablemente, aunque la causa de fondo del desánimo de la inversión no es el nivel de las tasas de interés sino la caída de la rentabilidad. Para Keynes, finalmente, una recesión "es el resultado del cambio cíclico de la eficiencia marginal del capital".[42]

Keynes, el proteccionismo y el libre comercio

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El punto de inflexión de la Gran Depresión

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Al principio de su carrera, Keynes era un economista marshalliano profundamente convencido de los beneficios del libre comercio. A partir de la crisis de 1929, constatando el compromiso de las autoridades británicas de defender la paridad del oro de la libra esterlina y la rigidez de los salarios nominales, se adhirió progresivamente a medidas proteccionistas .[43]

El 5 de noviembre de 1929, al ser escuchado por el Comité MacMillan para sacar a la economía británica de la crisis, Keynes indicó que la introducción de aranceles a las importaciones ayudaría a reequilibrar la balanza comercial. El informe de la comisión afirma en una sección titulada "control de las importaciones y ayuda a la exportación, que en una economía en la que no hay pleno empleo, la introducción de aranceles puede mejorar la producción y el empleo. Así, la reducción del déficit comercial favorece el crecimiento del país.[43]

En enero de 1930, en el Consejo Económico Consultivo, Keynes propuso la introducción de un sistema de protección para reducir las importaciones. En otoño de 1930, propuso un arancel uniforme del 10% para todas las importaciones y subvenciones del mismo tipo para todas las exportaciones.[43]​ En el Tratado sobre el dinero, publicado en el otoño de 1930, retomó la idea de los aranceles u otras restricciones comerciales con el objetivo de reducir el volumen de las importaciones y reequilibrar la balanza comercial.[43]

Keynes en 1930.

El 7 de marzo de 1931, en el New Statesman y Nation, escribió un artículo titulado Proposal for a Tariff Revenue. Señala que la reducción de los salarios conduce a una reducción de la demanda interna, lo que limita las oportunidades de mercado. Propone en cambio la idea de una política expansiva asociada a un sistema arancelario para neutralizar los efectos sobre la balanza comercial. La aplicación de aranceles aduaneros le parecía "inevitable, sea quien sea el Ministro de Hacienda". Así, para Keynes, una política de recuperación económica sólo es plenamente eficaz si se elimina el déficit comercial. Propuso un impuesto del 15% sobre los productos manufacturados y semimanufacturados y del 5% sobre determinados productos alimenticios y materias primas, quedando exentos otros necesarios para la exportación (lana, algodón).[43]

En 1932, en un artículo titulado Los pro y los antiaranceles, publicado en The Listener, se planteó la protección de los agricultores y de ciertos sectores como el automovilístico y el siderúrgico, considerándolos indispensables para Gran Bretaña.[43]

La crítica de la teoría de la ventaja comparativa

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En la situación posterior a la crisis de 1929, Keynes consideró que los supuestos del modelo de libre comercio no eran realistas. Critica, por ejemplo, el supuesto neoclásico de ajuste salarial[43]​.[44]

Ya en 1930, en una nota al Economic Advisory Council , dudaba de la intensidad de la ganancia de la especialización en el caso de los productos manufacturados . Mientras participaba en el Comité MacMillan, admitió que ya no "creía en un grado muy alto de especialización nacional" y se negó a "abandonar cualquier industria que no pueda, por el momento, sobrevivir". También criticó la dimensión estática de la teoría de la ventaja comparativa que, según él, al fijar definitivamente las ventajas comparativas, conduce en la práctica a un despilfarro de los recursos nacionales[43]·.[44]

En el Daily Mail del 13 de marzo de 1931, calificó de "disparate" la hipótesis de la perfecta movilidad sectorial de la mano de obra, ya que estipula que una persona que se queda sin trabajo contribuye a reducir la tasa salarial hasta que encuentra un empleo. Sin embargo, para Keynes, este cambio de trabajo puede implicar costes (búsqueda de empleo, formación) y no siempre es posible. En general, para Keynes, los supuestos de pleno empleo y retorno automático al equilibrio desacreditan la teoría de la ventaja comparativa[43]·.[44]

En julio de 1933, publicó un artículo en el New Statesman and Nation titulado National Self-Sufficiency, en el que criticaba el argumento de la especialización de las economías, base del libre comercio. Así, propuso la búsqueda de un cierto grado de autosuficiencia. A la especialización de las economías preconizada por la teoría ricardiana de la ventaja comparativa, prefiere el mantenimiento de una diversidad de actividades para las naciones.[44]​ En él refuta el principio del comercio de la paz. Su visión del comercio se ha convertido en la de un sistema en el que los capitalistas extranjeros compiten por la conquista de nuevos mercados. Defiende la idea de producir en suelo nacional cuando sea razonablemente posible y expresa su simpatía por los partidarios del proteccionismo.[45]​ Señala en Autosuficiencia Nacional:[43]

Un grado considerable de especialización internacional es necesario en un mundo racional en todos los casos en que lo dictan las grandes diferencias de clima, recursos naturales, aptitudes nativas, nivel de cultura y densidad de población. Pero en una gama cada vez más amplia de productos industriales, y quizá también de productos agrícolas, he llegado a dudar de que la pérdida económica de la autosuficiencia nacional sea lo suficientemente grande como para compensar las demás ventajas de situar gradualmente el producto y el consumidor en el ámbito de una misma organización nacional, económica y financiera. La experiencia acumulada demuestra que la mayoría de los procesos modernos de producción en masa pueden llevarse a cabo en la mayoría de los países y climas con una eficiencia casi igual.

También escribe en Autosuficiencia Nacional:[43]

Por lo tanto, simpatizo con los que quieren minimizar, más que con los que quieren maximizar, el enredo económico entre las naciones. Las ideas, el conocimiento, la ciencia, la hospitalidad, los viajes... son cosas que, por su naturaleza, deberían ser internacionales. Pero dejemos que los bienes sean hechos en casa siempre que sea razonable y convenientemente posible, y, sobre todo, que las finanzas sean principalmente nacionales.

En años posteriores, Keynes mantuvo una correspondencia escrita con Meade centrada en el tema de la restricción de las importaciones. Keynes y Meade debatieron sobre la mejor opción entre la cuota y el arancel. En marzo de 1944, Keynes inició una discusión con Fleming después de que este último escribiera un artículo titulado Cuotas versus depreciación. En esta ocasión, observamos que ha adoptado definitivamente una posición proteccionista tras la Gran Depresión. Considera que las cuotas pueden ser más eficaces que la depreciación de la moneda para hacer frente a los desequilibrios exteriores. Así, para Keynes, la depreciación de la moneda ya no era suficiente y las medidas proteccionistas se hicieron necesarias para evitar los déficits comerciales. Para evitar el retorno de las crisis debido a un sistema económico autorregulado, le parecía esencial regular el comercio y detener el libre comercio (desregulación del comercio exterior).[43]

Señala que los excedentes conducen a una demanda agregada débil: los países que producen excedentes tienen una "externalidad negativa" sobre los socios comerciales. Los países que importan más de lo que exportan debilitan sus economías. Cuando el déficit comercial aumenta, el desempleo sube y el PIB se ralentiza. Y los países con superávit se enriquecen a costa de los países con déficit. Destruyen la producción de sus socios comerciales. John Maynard Keynes creía que había que gravar los productos de los países excedentarios para evitar los desequilibrios comerciales.[46]​ Así, ya no cree en la teoría de la ventaja comparativa (en la que se basa el libre comercio) que afirma que el déficit comercial no importa, ya que el comercio es mutuamente beneficioso.

Esto explica también su voluntad de sustituir la liberalización del comercio internacional (libre comercio) por un sistema de regulación destinado a eliminar los desequilibrios comerciales en estas propuestas de los acuerdos de Bretton Woods.

Consideraciones políticas

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Dentro de la coyuntura histórica, económica y política, el keynesianismo —y sus proyectos consecuentes como el estado de bienestar y el desarrollismo— dio a los dirigentes mundiales la oportunidad de salvar al capitalismo, cuya existencia llegó a verse amenazada debido al colapso mundial por las guerras mundiales y la consecuente crisis económica del año 1929 tras la intervención de la FED en el mercado accionario, al auge de las economías socialistas, producto de la incapacidad del liberalismo clásico de resolver la crisis.[47]​ Debido a esta razón los principios del keynesianismo fueron aplicados de una u otra manera en gran parte de los Estados occidentales desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta que en los años '70 un nuevo tipo de crisis llevó a su cuestionamiento[48]​ y el resurgimiento de aproximaciones clásicas.[49]

"Durante los años de guerra, Keynes tuvo un papel decisivo en las negociaciones que iban a dar forma al orden económico internacional de la post-guerra. En 1944, dirigió la delegación británica en la conferencia de Bretton Woods en los Estados Unidos. En la conferencia jugó un papel importante en la planificación del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional".[50]

Si bien las repercusiones político-económicas de Keynes y varios de sus partidarios son variadas, algunos creen que la idea del keynesianismo es salvar al capitalismo o mantenerlo estable.[51]

Trotski se refería a las posiciones políticas que buscaban implementar las teorías de Keynes así: el filisteo demócrata y el burócrata estalinista, si no gemelos, son por lo menos hermanos espirituales. Políticamente, pertenecen, en todo caso, al mismo campo. Sobre la colaboración de estalinistas, demócratas y liberales reposa actualmente el sistema gubernamental de Francia y, añadiendo los anarquistas, el de la España republicana. Si el Independent Labour Party de Inglaterra ofrece una tan pobre apariencia es porque durante años no ha salido de los brazos de la Komintern. (...), con ello tanto más seguramente se convierten en jefes de la pequeña burguesía contra el proletariado. - Trotski Escritos filosóficos, pp 62 (Su Moral y la Nuestra. Coyoacán, 16 de febrero de 1938) Desde el lado opuesto, pero quizás con la misma intención y similares mecanismos retóricos, Keynes es descrito como siendo "mucho más que un keynesiano. Sobre todo fue la figura extraordinariamente perniciosa y maliciosa que hemos examinado en este capítulo. Un encantador pero ambicioso estatista maquiavélico, quien personificaba algunas de las tendencias e instituciones más malignas del siglo veinte".[52]

Quizás con una visión un poco más medida Waligosrky aduce que esas políticas fueron adoptadas: "como una resguardo contra el poder del mercado para socavar nuestras instituciones políticas y sociales más valiosas...(..).. un mercado totalmente libre es definitivamente no el mejor para una democracia, un mercado sin regulaciones no garantiza justicia ni prosperidad..."[53]

Desde el punto de vista del propio Keynes, y a nivel de la Economía política el punto central de su teoría se basa en una percepción derivada tanto de Marx[54]​ como de Schumpeter.[55]​ Ambos pensadores consideran que la crisis es, en el mediano y largo plazo, una parte intrínseca del sistema capitalista (y que eventualmente lo destruirán). Ambos pensadores permiten entonces a Keynes sugerir que el sistema delineado por Adam Smith solo puede referirse a una etapa y momento específico en el cual el capitalismo se estaba desarrollando pero que en general, ese desarrollo no puede existir sin la crisis y no puede dar prosperidad a unos si es que no se está explotando a otros.

La llamada "teoría de la inestabilidad inherente". Posteriormente Hyman Minsky desarrollo esa percepción a través del estudio del ciclo financiero de las empresas (el llamado “ciclo de Minsky”). De acuerdo a esta visión, empresas que inician una área económica están, generalmente, bien financiadas y reciben ingresos suficientes como para cubrir sus costos y producir ganancia. Empresas que llegan a esa área posteriormente -confrontadas con una disminución de la tasa de ganancia- recurren a la deuda para financiarse. Esa tendencia continua hasta que eventualmente las empresas están recorriendo a préstamos incluso para financiar el pago de dividendos e intereses de deudas previamente contraídas. Puede incluso llegar a ser el caso que muchos “inversionistas” -realizando que “inversiones de corto plazo”, ya sea en acciones o bonos, etc, puede producir grandes ganancias, recurran a la deuda a fin de invertir. En algún momento algo sucede y el edificio completo colapsa, el resultado exacto dependiendo de cuan avanzado se este en el ciclo y cuan extensamente se haya difundido a través del sistema económico. (Por ejemplo Wolfson, Martin H: “Minsky’s Theory of Financial Crisis in a Global Context”, Journal of Economic Issues, 1.º de junio de 2002) Aunque este enfoque no considera los problemas reales de una economía como es la sobre-producción con la consecuente baja de precios y el desincentivo de ingresar a mercados ya ocupados sin ofrecer algún elemento diferenciador, ingresos de efectivos por comercio internacional, que los costos de financiamiento sean mucho menores que las ganancias que se pudieran generar por la inversión y su costo-oprtunidad, fuentes de financiación externa, barreras de financiamiento por parte de prestamistas ante inversiones de riesgo y el poder redirigir los esfuerzos de inversión hacia sectores más rentables.

Irónicamente, el keynesianismo podría retornar la acusación que los partidarios de la Escuela Austriaca le hacen: "podríamos resumir la tesis de Hazlitt en que las falacias y los errores económicos provienen de fijar nuestra atención en los efectos que una medida económica tiene a corto plazo y sobre un reducido sector."[56]

Pero tal respuesta, a pesar de ser correcta, podría quizás llevar a un equívoco: si aceptamos que las crisis son parte inherente del capitalismo, la eliminación de ellas demanda medidas que vayan más allá que ese sistema. En sus palabras "solo el Estado puede restaurar los equilibrios fundamentales", y la participación del Estado implica movimiento hacia el socialismo. El problema —por lo menos para algunos— es que por un lado él desea que esa transformación sea democrática[57]​ y por el otro, cree que para eso se necesita un nivel de comprensión y control sobre la economía que, en su tiempo por lo menos, no existía. El cambio del sistema de propiedad de los medios de producción no basta para resolver los problemas de la economía. Keynes dijo en 1926, como respuesta a la proposición de que lo que se necesitaba era la "insurrección proletaria": "Nos hace falta, más que nunca, un esquema coherente... Todos los partidos políticos tienen sus orígenes en ideas del pasado, no en nuevas y ninguno más notoriamente como los de los marxistas. No es necesario debatir las sutilezas de lo que justificaría a un hombre promover su evangelio por la fuerza, porque nadie tiene ese evangelio. El próximo movimiento es con la cabeza, pero primero debemos esperar[58]​ Keynes no puede pensar de otra manera. Si la percepción de que la descripción de Smith y las formalizaciones posteriores corresponden a un momento y lugar particular es correcta, sigue que las leyes generales de la economía, especialmente la "ingeniería económica" (esa rama que se refiere a las decisiones prácticas, del día a día, empresa por empresa, etc.) están por descubrirse; careciéndose de formalizaciones que, en su tiempo por lo menos, no existían (ver debate sobre el cálculo económico en el socialismo). Por ejemplo, los trabajos de Jan Tinbergen, Wassily Leontief, Simon Kuznets, etc, todos fundamentales para la econometría todavía no habían sido publicados en esa fecha. (Las mismas percepciones de Keynes no fueron formalizadas (matematizadas) hasta los aportes de, primero, John Hicks y, posteriormente, en EE. UU., Paul Samuelson.

La propuesta que Keynes eventualmente produjo -llamada socialista y siniestra por los partidarios de la Escuela Austriaca[59]​ es la eliminación del poder de la escasez del dinero, situación usada y exacerbada, en su opinión, por la acción de los "rentiers" (especuladores, financistas o capitalistas) a través de la acumulación que les permite demandar altas tasas de interés por su uso, lo que lleva, en su opinión, al "poder progresivamente opresor de los capitalistas para explotar el valor de la escasez del capital" (ver cita anterior). Esa eliminación se basa en dos medidas fundamentales: el abandono definitivo del oro como moneda y su reemplazo con el sistema de divisa moderna, que se podría llamar dinero fiduciario pero que puede ser vista como un paso hacia la concepción del dinero como unidad de cuenta.[60]​ La otra medida complementaria fue poner el rol de emisor del dinero y control sobre la Tasa de interés en el estado a través del banco central.[61]​ Estas propuestas fueron generalmente adoptadas a nivel mundial con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial a nivel de los países, pero su corolario lógico (la adopción de un sistema monetario común independiente de los gobiernos individuales[62]​ no lo fue. - (ver Bancor y Acuerdos de Bretton Woods)

El propio Keynes no ve esa propuesta de acción estatal -de utilización de los ahorros privados a beneficio común- como novedosa o extraordinaria en sí misma. Por el contrario, es algo -que en su opinión- todos -los economistas- saben y aceptan, solo que es aplicada en casos excepcionales.[63]​ Él solo propone utilizar esa aproximación más generalmente: “Eso es por lo cual la guerra ha siempre causado una actividad industrial intensa. En el pasado la finanza ortodoxa ha considerado la guerra como la única excusa legítima de crear empleo a través del gasto gubernamental. Ud, Sr Presidente, habiéndose librado de tales preconcepciones, tiene libertad para utilizar en el interés de la paz y prosperidad esas técnicas que con anterioridad sólo se les ha permitido servir los propósitos de la guerra y la destrucción” (J.M. Keynes: Carta abierta a Roosevelt, punto 8). Lo que sí considera especial es la dilucidación de las relaciones económicas que sustentan el funcionamiento de la economía. Principal entre esas es el papel que juegan el dinero, las tasas de interés y la demanda. Para Keynes, tal aclaración y subsecuente traspaso al poder del estado del control de ambos factores llevará a la desaparición de los “rentiers” (o por lo menos de ese aspecto de la función empresarial) lo que a su vez permitiría el uso completo de los factores de producción.[64]

Críticas

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Wilhelm Röpke escribió:

“Puede creerse que hay épocas en las que medidas vigorosas para aumentar la oferta monetaria impedirán el desastre; pero una figura científica tan destacada como Keynes no puede impunemente extender el manto de su autoridad sobre la propensión crónica de todos los Gobiernos hacia la inflación. Puede creerse que en ciertas circunstancias un aumento de la deuda pública es el mal menor; pero tal medida temporal no puede impunemente transformarse en principio de carácter general."

[65]

A fin, aparentemente, de terminar con esa impunidad, Röpke alega[66]​ que

“Se puede descubrir en el mecanismo del ahorro problemas que exigen atención especial,... pero no se puede impunemente despojar a los hombres del sentimiento de que es bueno ahorrar, guardar una reserva para ellos y sus familias, en vez de gastarlo todo y después pedir ayuda al Estado –el mayor de todos los gastadores- en épocas de necesidad.”
“Keynes acostumbró a una nueva generación a utilizar una lógica económica que gira únicamente en torno a cómo mantener la ‘demanda efectiva’ en la forma más segura al nivel más alto posible, mientras que el verdadero problema de la posguerra era el de cómo frenar a tiempo una prosperidad inflacionista.”[67]
“Un hecho de la época de posguerra, tan singular como comprometedor para el keynesianismo,.. La mayoría de los Gobiernos, y quizás la mayoría de los economistas, han adquirido penosamente conciencia de lo inadecuado de las enseñanzas de Keynes para enfrentarse con la inflación crónica de los años de la posguerra;”

Röpke concluye:

"Saber si las aportaciones de Keynes a la teoría económica y a la técnica económica son correctas y en qué medida lo son, constituirá todavía durante mucho tiempo tema de discusión. Pero que en el nivel superior de la filosofía social y de la ética política estaba completamente equivocado, eso se ve ya con suficiente claridad”.

Otras críticas vienen de varios economistas, incluyendo algunos que se consideran fuertemente influidos por la visión de Keynes. Así, por ejemplo, J.K. Galbraith da tres elementos para tal crítica:

  • El Keynesianismo no ofrece un remedio generalmente aceptable para la inflación. A diferencia de lo que Röpke sugiere, el problema no es falta de propuestas,[68][69][70]​ el problema son las consecuencias políticas de tales propuestas.[71][72]​ Siendo explícito: se alega que el problema es que los gobernantes encuentran difícil -en épocas de prosperidad- poner en práctica las políticas anticíclicas que el modelo sugiere (aumentar las tasas de interés, controlar precios, salarios, restringir el circulante, etc) en la medida que tales propuestas ocasionan repercusiones que ponen en peligro los prospectos políticos de los gobernantes.[73]​ Adicionalmente se sugiere que en ciertas circunstancias el gobierno puede encontrar ventajoso la inflación, en la medida que implica el traspaso de recursos económicos desde la población al Estado.[74]​ Sin embargo, es generalmente considerado que para el Keynesianismo la inflación es negativa[75]​ y desestabilizante[76]​ en la medida que el aumento del circulante más allá de los parámetros marcados por la relación óptima entre tasa de interés y tasa de ganancia significa no solo traspaso de recursos sino también pérdida de la capacidad estatal de controlar mecanismos financieros (durante períodos expansivos el circulante aumenta -al menos parcialmente- a través de la expansión del crédito privado, lo que fuerza al Estado a tomar medidas impopulares o dejar que la emisión de dinero escape de su control), lo que termina amenazando la situación económica de la sociedad en general.[77]​ (para todo esto, ver Nicolás Kaldor: “The Scourge of Monetarism” -Oxford University Press, 1982.)

Desarrollos posteriores

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Una de las primeras derivaciones de la obra de Keynes fue la Finanza funcional propuesta por Abba Lerner,[78]​ quien sugiere el abandono de la tentativa de mantener un equilibrio económico y su reemplazo con la propuesta que el objetivo principal de las políticas económicas estatales es promover el crecimiento y desarrollo económico[79]​ (ver Aporte de Abba Lerner).

Entre las derivaciones más conocidas se encuentra la llamada "síntesis clásico-keynesiana" o síntesis neoclásica, la cual busca reconciliar las percepciones keynesianas con las de la escuela neoclásica[80]​ (que inicialmente se consideraban contrapuestas[81]​) -específicamente, el trabajo de Arthur Pigou, considerado el padre de la Economía del bienestar y las percepciones del Teoría del equilibrio general de Léon Walras - por parte de autores neokeynesianos tales como Paul Samuelson; John Hicks, Alvin Hansen y Franco Modigliani. Los neokeynesianos buscaron también integrar la concepción de Alfred Marshall acerca de un periodo de mercado,[82]​ sugiriendo que las teorías de los neoclásicos se aplican al largo plazo económico mientras que las de Keynes se refieren al corto plazo. El centro teórico formal de esta aproximación son el «modelo tradicional» o basado en el modelo IS-LM, introducido por Hicks[83]​ y el «modelo de la cruz keynesiana», introducido por Samuelson,[28]​ también llamado «del multiplicador simple».[84][85]​ Esta visión continúa siendo utilizada incluso en el presente como fundación de los cursos de introducción a la macroeconomía.[86][87][88]

Desde esta aproximación se originó una de las versiones de la «nueva economía del bienestar»,[89][90]​ a partir de una propuesta de Samuelson, basado en la percepción de que “ningún sistema de precios descentralizado puede servir para determinar óptimamente los niveles de consumo colectivo” lo que ocasiona la “imposibilidad de una solución espontánea descentralizada” a los cálculos envueltos para establecer un uso óptimo de esos bienes.[91]​ (ver Condición de Samuelson).

La sugerencia central de esta aproximación puede ser resumida diciendo que la función central de las políticas económicas estatales es mantener un sistema económico en el punto en el cual las líneas de la cruz keynesiana se cruzan. Si esa condición se cumple, el sector privado, y la economía en general, funcionarán eficientemente.

La posición alternativa temprana es el "postkeynesianismo", que se originó en el aporte de Joan Robinson, Piero Sraffa, Paul Davidson, Nicholas Kaldor, Michal Kalecki, y otros; quienes enfatizan el papel que la incertidumbre tiene en asuntos económicos, especialmente los relacionados con inversión. Los postkeynesianos consideran válida la crítica fundamental de Keynes al concepto neoclásico de equilibrio de largo plazo, por lo cual critican fuertemente la posición neokeynesiana.[92][93][94]​ Además, muchos de ellos consideran que la "Teoría General" no ha sido explorada en plenitud y que repagaría abundantemente un esfuerzo sistemático en ese sentido.

Si bien esta posición es minoritaria, es una de las fuentes principales de la Economía heterodoxa, y sus criticismos[95]​ han dado lugar a algunos de los debates más interesantes y complejos en la teoría económica de la segunda mitad del siglo XX[96]​ (ver, por ejemplo, Debate de las dos Cambridge).

Desde esta perspectiva, y a partir de una propuesta de Kaldor, se originó la otra rama de la "Nueva Economía del bienestar" (Eficiencia de Kaldor e Hicks o criterio de Scitovsky[97]​).

Los postkeynesianos utilizan modelos que provienen tanto del ya mencionado Abba Lerner como otros provenientes de Dudley Dillard[98]​ y, más recientemente, de R. L Wray,[99]​ los que se integran en la Teoría Monetaria Moderna.

Posteriormente, y a partir del ya mencionado análisis de Leijonhufvud[100]​ acerca de la incertidumbre, el equilibrio y la racionalidad y profundizado por David Colander,[101]​ el post-keynesianismo se revigoriza y transforma, dando origen a desarrollos que llevan a la llamada Economía de Complejidad.[102]

Específicamente la profundización del cuestionamiento de Keynes a la supuesta racionalidad de los actores económicos[103]​ condujo o facilitó el desarrollo de la teoría de la racionalidad limitada[104]​ y, eventualmente, a la economía conductual.[105]

Más recientemente -y a partir de algunos desarrollos que, por un lado, bordean en lo sorprendente[106]​ pero por el otro corresponden a desarrollos teóricos (ver, por ejemplo: Aporte de John B. Taylor) - aparece la "nueva síntesis keynesiana" o Nueva Economía Keynesiana. Los nuevos keynesianos aceptan el concepto neoclásico de racionalidad y de un equilibrio en el largo plazo pero da un papel central a la demanda agregada en el corto, lo que enfatiza el papel de los fundamentos microeconómicos en el consumo y la inversión. Los partidarios de esta escuela se ven como proveyendo soluciones microeconómicas para algunos de los problemas más difíciles en la concepción de Keynes, por ejemplo, el de la "pegajosidad" o "inercia" de sueldos y precios[107]​ (Keynes apunta que hay una tendencia tanto en salarios como costos, etc, a mantenerse en un cierto nivel, ciertamente a no decaer. Esta tendencia fuerza la manipulación de otras variables a fin de obtener las relaciones óptimas y dificulta la obtención de esos resultados)

Los representantes más conocidos de esta escuela son (aparte del ya mencionado John B. Taylor) Gregory Mankiw; Joseph E. Stiglitz; Ben Bernanke. Se cuentan además David Romer, Olivier Blanchard, Nobuhiro Kiyotaki, y Michael Woodford.

Todo lo anterior ha conducido, a partir de la Crisis de liquidez de septiembre de 2008, al llamado resurgimiento keynesiano[108][109]​ introducida por el trabajo de Paul Krugman[110]​ y James K. Galbraith.[111]

Véase también

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Notas

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  1. "Keynesianismo"; Economía. Diccionario Enciclopédico 6:212. Barcelona: Planeta, 1980.
  2. Esencialmente, condiciones de competencia perfecta, que requerirían no solo la ausencia de todo tipo de organizaciones gremiales o sindicales (no solo de trabajadores pero también de empleadores, incluyendo asociaciones de capital social, las llamadas sociedades anónimas o limitadas o cualquier otra forma de monopolio u oligopsonio), pero también información perfecta sobre el mercado y alta flexibilidad tanto de flujos de capital como de trabajo y habilidades. Obviamente esa, por deseable que sea, no es una situación real. Por ejemplo, la ausencia de personal calificado dificulta la creación de empresas “de avanzada” en países en los cuales hay altos niveles de desempleo y en los cuales, hipotéticamente, seria altamente conveniente invertir en esas áreas a fin de tomar ventaja de esa abundancia de trabajo: las habilidades de los trabajadores no son libre y universalmente transferibles de un tipo o área de trabajo a otro. Sugiere que puede haber ausencia de trabajadores disponibles en un área económica aun cuando haya un alto nivel de desempleo. (Ver también debate sobre Asimetría de la información)
  3. Keynes escribe: "son solo un caso especial... que asume una situación que es el punto límite de las posibles situaciones de equilibrio". Teoría General, etc., primer capítulo.
  4. Raúl Prebisch (1947). Introducción a Keynes: 25. México: Fondo de Cultura Económica
  5. John Stuart Mill (1844): " Lo que un país necesita para hacerlo más rico, nunca es el consumo, sino la producción...." en Essays on some unsettled Questions of Political Economy ESSAY II. OF THE INFLUENCE OF CONSUMPTION ON PRODUCTION.
  6. John Stuart Mill (1844): "El caso, sin embargo, es diferente después de la separación de los empleos. En una sociedad civilizada, un solo productor se limita a la producción de una mercancía, o un pequeño número de ellas, y su prosperidad depende, no solamente en la cantidad de la mercancía que ha elaborado y almacénado, pero a su éxito en encontrar compradores para ese producto.".."Es cierto, por lo tanto, que, para cada productor o distribuidor, es importante una gran demanda, una circulación ligera, un consumo rápido, de las mercancías que vende en su tienda o produce en su fábrica. El comerciante cuya tienda se llena de clientes, que pueden disponer de un producto casi al mismo momento en que se ha producido, hace grandes ganancias, mientras que su vecino, con un capital igual, pero menos clientes, gana relativamente poco." en Essays on some unsettled Questions of Political Economy ESSAY II. OF THE INFLUENCE OF CONSUMPTION ON PRODUCTION.
  7. Keynes (Teoría general, cap. 21) describe esto como la diferencia entre una teoría del equilibrio estacionario y una acerca del: ""equilibrio cambiante"- significando por esto último una teoría de un sistema en el cual las percepciones acerca del futuro son capaces de influir la situación presente". (ver también nota más abajo)
  8. Ver "Teoría general sobre el empleo el interés y el dinero", caps. 1, 2, 3, etc.
  9. Keynes escribe: “We have seen above that the marginal efficiency of capital[1] depends, not only on the existing abundance or scarcity of capital-goods and the current cost of production of capital-goods, but also on current expectations as to the future yield of capital-goods.” (Teoría General: cap 22. Ver también cap 5) Quizás sea conveniente mantener presente en relación con esa visión que Keynes -a pesar de dar clases de economía en la universidad de Cambridge no era solamente un economista académico. Llegó a ser gerente general de una de las empresas de seguros más grandes en Inglaterra en esa época, trabajo que le hizo millonario. La percepción que lo anterior le dio sobre los motivos y razones de empresarios en general informan sus teorías
  10. Carlos A. Rodríguez: En el modelo clásico “Para la ganancia esperada los gastos de inversión varían inversamente con la tasa de interés. Por ejemplo, una empresa con un gran número de proyectos de inversión que ofrecen rendimientos esperados variados, puede establecer un rango de esos proyectos de acuerdo al nivel de ganancias esperadas. En este caso, la tasa de interés representa el costo de tomar prestados esos fondos para financiar los proyectos de inversión. A una tasa de interés alta, menos proyectos generarán ganancias netas. Por el contrario, a tasas de interés bajas, menor es el costo de tomar prestado, y más proyectos de inversión generan ganancias netas. Es decir, que la inversión depende inversamente de la tasa de interés, la oferta de bonos del gobierno es exógena y la de las empresas es igual al gasto de inversión. en Posturas principales respecto a la tasa de interés p 3
  11. Keynes agrega otra situación: si el ingreso es tan grande que excede notablemente el gasto necesario y posible. Introduce aquí una diferencia entre los que defieren gasto actual para gastar en el futuro más o menos cercano y los que simplemente no pueden gastar lo que reciben como ingreso y proceden a "acumular" (hoard) dinero para "invertir" transformándose así en lo que él llama "rentistas" (aquellos que viven de los intereses que resultan de tales inversiones o préstamos). Para el interés del presente argumento lo relevante es que ambos tipos de retiro del circulante llevan a una disminución de la demanda. Otros aspectos de esta diferencia se tocarán más adelante
  12. El desarrollo de esta percepción llevó a Franco Modigliani a desarrollar su “hipótesis del ciclo de vida”, de acuerdo a la cual los individuos tratan de mantener un estándar de vida a través de ella. Dándose cuenta que en su vejez o al retirarse sus ingresos disminuirán, proceden racionalmente a ahorrar en el presente a fin de mantener su nivel de gastos en ese futuro. Esto explicaría una variedad de fenómenos económicos -por ejemplo, el porqué cuando la riqueza aumenta o la economía se expande, los ahorros disminuyen en relación con los ingresos- El trabajo en esta área dio a Modigliani el Premio Nobel de economía en 1985.
  13. Los economistas diferencian dos situaciones que llevan a la reducción de precios. Ambas pueden ser vistas como correspondiendo a momentos diferentes en un ciclo económico. La primera corresponde a caída de precios debido expansión de la producción. Esta situación corresponde a la descrita tanto por Smith, Ricardo, Marx, etc., y los llevó a postular que, en la medida que la producción se expande, la tasa de ganancia decae, lo que a su vez promueve expansión e innovación, pero al mismo tiempo mantiene salarios relativamente bajos, todo lo cual termina en una crisis de sobreproducción, lo que provoca otro proceso deflacionario, esta vez debido a la incapacidad de la demanda de absorber lo producido. Una situación similar se puede observar con el fordismo, el que -dado que aumenta la capacidad de demanda- permitió una gran expansión de la producción industrial, pero, en la opinión de Keynes, llevó a su vez a una escasez de capital, lo que produce que el desarrollo se estanque, lo cual produce que el empleo caiga, con lo que se incrementa la escasez de capital, etc. Esto, a su vez, lleva de nuevo al segundo tipo de deflación: preocupados por la incertidumbre, la demanda (no solo de bienes, sino también de inversiones y otros servicios) cae catastróficamente y lo mismo sucede con los precios y la producción, completándose el ciclo.
  14. E. JOHNSON, ROBERT D. LEY, THOMAS CATE: “Para Keynes, el equilibrio macroeconómico es sólo el punto donde sistema se estaciona, lo que se logra cuando la fuerzas opuestas en el modelo teórico se balancean. En el modelo básico, que figura en la Teoría General, las fuerzas opuestas son los encargados de adoptar decisiones en los hogares, que determinan la división de su renta disponible entre el previsto consumo y ahorro y los responsables de tomar decisiones comerciales, quienes deben determinar la inversión planificada. Cuando los planes de estas fuerzas opuestas están en equilibrio, la suma de las filtraciones ex ante será igual a la suma de las inyecciones ex ante en el flujo de ingresos. Y todos los mercados se vaciaran, con o sin salarios y / o precios flexibles, y el equilibrio macroeconómico es alcanzado, con o sin pleno empleo.” en The Concept of Equilibrium: A Key Theoretical Element in Keynes’ Revolution
  15. . Economistas llaman a esta situación “equilibrio de subempleo”. Conviene notar que en realidad la situación no es estable en el sentido común de la palabra, sino un ejemplo de lo que se llama equilibrio dinámico. Ver, por ejemplo: Jacques H. Drèze (edt) “Advances in Macroeconomic Theory”.- Palgrave Macmillan (2001) (en inglés)
  16. J. Robinson: “Economics of Imperfect Competition” Macmillanm London, 1933- Por esos trabajos Robinson fue elegida -la única no residente (aparte de ser la única mujer)- presidente de la Asociación de Economistas de América. Ella es también la única mujer que ha sido considerada para el Premio Nobel de economía.
  17. existen también, debo admitir, fuerzas que uno puede con justicia describir como automáticas las que operan bajo cualquier sistema monetario en la dirección de restaurar un equilibrio a largo plazo entre los ahorros y las inversiones. Lo que dudo -a pesar de que es contrario a lo que generalmente se cree- es si esas fuerzas automáticas tenderán... no solo un equilibrio entre los ahorros y las inversiones, sino también un nivel óptimo de producción” (J. M. Keynes, Collected Writings, Vol. 13, 1973: p.395)
  18. La frase que es comúnmente atribuida a Keynes -Solo el estado puede restaurar los equilibrios fundamentales- ha llegado a transformarse en un “lugar común” de la economía política moderna. Así, por ejemplo, durante la Crisis económica de 2008-2009 los periódicos de diferentes países la usaron repetidamente (ver, por ejemplo: Der Spiegel al respecto Archivado el 6 de marzo de 2016 en Wayback Machine.. y Angela Merkel proclamo “Solo el estado es capaz de restaurar la confianza necesaria. Anders Aslund -economista del Peterson Institute for International Economics agrega only the state can restore confidence in capitalism Archivado el 6 de marzo de 2016 en Wayback Machine.. Keynes es un poco más medido. De acuerdo con varios autores la frase es: “Solo el Estado tiene la capacidad de actuar en el interés general”. (Ver, por ejemplo: How to Organize a Wave of Prosperity - The Evening Standard, 31 July 1928) etc.
  19. "Para Keynes los aumentos de la demanda agregada determinan aumentos más que proporcionales en los ingresos. A su vez, un aumento del ingreso nacional es equivalente a un aumento del producto nacional y, por lo tanto, del empleo.” Departamento de Economía de la Universidad de la República en ”Economía para NO economistas ” p 139: El Multiplicador keynesiano del gasto Archivado el 18 de octubre de 2011 en Wayback Machine.
  20. Héctor Daniel Z: “La idea básica asociada con el concepto de multiplicador keynesiano es que un aumento en el gasto originará un aumento mayor del ingreso de equilibrio. El multiplicador keynesiano será mayor cuanto mayor sea la propensión marginal a consumir. Intuitivamente, el concepto de multiplicador keynesiano refleja que ante un incremento en la inversión (por ejemplo, la instalación de una planta industrial productora de envases de vidrio) se genera un efecto directo sobre el nivel de actividad y del empleo resultante de la inversión en cuestión, pero también se produce un efecto derrame, como consecuencia de la mayor demanda de servicios de mantenimiento industrial, de logística de insumos, de materias primas, de energía, entre otros, necesarios para poner en práctica la inversión.” en LA INTERVENCIÓN DEL ESTADO CON EL FIN DE ESTABILIZACIÓN ECONÓMICA: LA ÓPTICA DE LA TEORÍA KEYNESIANA Archivado el 16 de mayo de 2017 en Wayback Machine..
  21. Alcides José Lasa Capítulo 3 El impacto de la revolución keynesiana sobre las finanzas públicas Archivado el 23 de marzo de 2013 en Wayback Machine.
  22. Introducción a la Economía.- ver también Marco Antonio Plaza V: EL PRINCIPIO DE LA EFICIENCIA MARGINAL DEL CAPITAL
  23. PREFERENCIA POR LA LIQUIDEZ - ver también Mario Guillermo Gómez O: 4.4.1. La preferencia por la liquidez y la tasa de interés
  24. Esta es la visión clásica y neoclásica: los ingresos solo provienen de las ventas de lo que sea se haya producido. Cualquier ahorro es “oferta de capital” y cualquier inversión es “consumo de ahorro” (por el cual “el precio” es el interés). Sigue que cualquier variación en ingreso es resultado de una variación similar en ventas/ consumo. Ver Ley de Say y Ley de Walras
  25. Por un keynesianismo para el presente y el futuro, Nueva Tribuna, 18 de febrero de 2022
  26. William R. Parke: The Simple Keynesian Model Archivado el 5 de noviembre de 2011 en Wayback Machine.
  27. Steven M. Suranovic (2005): The Keynesian Cross Diagram (en “International Finance Theory and Practice”)
  28. a b Paul Samuelson: Economics (1948)
  29. Robert Schenk: Overview: The Multiplier Model
  30. Andrew Rose; “Global Macroeconomics”, cap 8: “Keynesian Cross” or “Multiplier ” Model Archivado el 11 de enero de 2011 en Wayback Machine.
  31. Mathew Forstater: The Multiplier
  32. «The Keynesian Theory». Archivado desde el original el 26 de noviembre de 2011. 
  33. «KEYNESIAN EQUILIBRIUM». 
  34. Ver, por ejemplo, Carmen Córcoles F: Análisis de los efectos del gasto público en la economía española en el período 1980-1990 a través del multiplicador estructural Cap III: EL multiplicador keynesiano, pp 96 y sig
  35. Prebisch, R. op.cit. p.42.
  36. Prebisch, R. op.cit. p.p. 40-41.
  37. Hansen, Alvin (1957). Guía de Keynes: 59. México: Fondo de Cultura Económica.
  38. Keynes es reluctante a aumentar la cantidad de dinero más allá de su tasa natural de crecimiento (entendida como la que permite que un aumento en la cantidad de dinero equivalga a un aumento en la cantidad de servicios monetarios que la cantidad total de circulante representa) porque tal incremento podría alterar la base de los cálculos económicos prácticos: la tasa de interés. Keynes sugiere que los cálculos económicos se basan en "una expectación de relativa estabilidad en los costos futuros (tasa de interes) del dinero, lo que no se podría hacer con confianza si el estandar de valor (dinero) fuera una mercancia con un alto grado de elasticidad de producción" (Teo Gen, cap 17). En realidad el argumento es un poco más complejo. Keynes no esta sugiriendo que hay una tasa de interés natural, sino que hay una tasa de interés que corresponde a cada situación de nivel de empleo. Asumiendo entonces que el propósito del ejercicio es llegar al pleno empleo, la cantidad de dinero que debería circular es aquella que corresponde a una tasa de interés "optima" (la que promueve pleno empleo). Esa no es una cantidad absolutamente fija, pero oscila dependiendo de otros factores, lo que implica que modificar la cantidad de dinero sin consideración a esos elementos puede tener repercusiones negativas para la economía en general. - Ver Teo Gen, cap 17, etc.
  39. Keynes consideraba que un aumento en los impuestos puede conducir a la disminucio de la demanda "privada" por bienes y servicios, lo que no es positivo si se desea aumentar esa demanda. La deuda pública, por otra parte, solo busca utilizar esa fracción que los ciudadanos hayan ahorrado.
  40. . Para un análisis más detallado, ver Prebisch, R. op.cit. p.43.
  41. Hansen, A op.cit. p.114
  42. Prebisch, R. op.cit. p.p. 85,89.)
  43. a b c d e f g h i j k l https://www.erudit.org/fr/revues/ae/2010-v86-n1-ae3990/045556ar/
  44. a b c d http://www.sudoc.abes.fr/cbs/xslt/DB=2.1//SRCH?IKT=12&TRM=170778401&COOKIE=U10178,Klecteurweb,D2. 1,E8dca543c-219,I250,B341720009+,SY,QDEF,A%5C9008+1,,J,H2-26,,29,,34,,39,,44,,49-50,,53-78,,80-87,NLECTEUR+PSI,R37.164.170.155,FN&COOKIE=U10178,Klecteurweb,D2. 1,E8dca543c-219,I250,B341720009+,SY,QDEF,A%5C9008+1,,J,H2-26,,29,,34,,39,,44,,49-50,,53-78,,80-87,NLECTEUR+PSI,R37.171.105.100,FN
  45. El artículo en idioma original - http://www.mtholyoke.edu/acad/intrel/interwar/keynes.htm Archivado el 15 de mayo de 2011 en Wayback Machine..
  46. https://www.theguardian.com/commentisfree/2010/may/05/reform-euro-or-bin-it-greece-germany
  47. John Kenneth Galbraith Un viaje por la economía de nuestro tiempo (1994)
  48. La política: Instituciones políticas - CRISIS DEL ESTADO DEL BIENESTAR: REPLANTEAMIENTO Y PERSPECTIVAS DE FUTURO - Wikilearning Archivado el 21 de marzo de 2009 en Wayback Machine.
  49. ver, por ejemplo, Henry Hazlitt "Economía en una lección"
  50. . BBC History http://www.bbc.co.uk/history/historic_figures/keynes_john_maynard.shtml (en inglés)
  51. esta parece ser la visión de Trotsky, mientras que los postulados de los nuevos economistas de la Escuela Austriaca como Hayek postulan que este no representa para nada un modelo Capitalista, sino un modelo que busca acrecentar el poder político sobre la ciudadanía a través del estado con recursos de privados o a través del endeudamiento público, que ha llevado a la crisis a muchas de las economías que la aplican -como es el caso de Argentina- y con altos niveles de inflación -hay que recordar que el Estado no genera riquezas, sino consume la que generan los privados. https://www.bbva.com/es/keynes-vs-hayek-lo-debes-saber/
  52. Murray N Rothbard, "Keynes the Man" en http://www.mises.org/etexts/keynestheman.pdf Archivado el 28 de diciembre de 2013 en Wayback Machine. (en inglés) Rothbard nos informa que Keynes dijo que su sociedad preferida "significaria la eutanasia del que vive de los intereses monetarios (rentier) y, consecuentemente, la eutanasia del poder progresivamente opresor de los capitalistas para explotar el valor de la escasez del capital"
  53. . Liberal Economics and Democracy.- ISBN 978-0-7006-0803-4 - «Copia archivada». Archivado desde el original el 23 de enero de 2009. Consultado el 7 de enero de 2008. 
  54. . La burguesía no puede existir si no es revolucionando incesantemente los instrumentos de la producción, que tanto vale decir el sistema todo de la producción, y con él todo el régimen social. (Manifiesto Comunista)
  55. el capitalismo depende en "temporales permanentes de destrucción creativa" (Capitalismo, Socialismo y Democracia)
  56. Reseña de "La economía en una lección" de Henry Hazlitt, Juan Ramón Rallo Julián en [http://www.liberalismo.org/articulos/59/
  57. “Ud puede sentir, Sr Presidente, a estas alturas, que mi crítica es más obvia que mi simpatía. Pero ese no es verdaderamente el caso. Ud permanece, en mi opinión, el gobernante.... que ve la necesidad de un cambio profundo de medios y está tratando de lograrlo sin intolerancia, tiranía o destrucción...” (Keynes, Carta abierta a Roosevelt, punto 14) y “Pero más allá de esto, no se ven razones obvias para un sistema de socialismo estatal. No es la propiedad de los medios de producción lo que es importante que el Estado controle. Si el Estado es capaz de determinar el uso agregado de recursos dedicados a aumentar los instrumentos (Keynes usa esa palabra para designar bienes de capital) y la tasa básica de recompensa a quienes los poseen, habrá logrado todo lo que es necesario. Aún más, las medidas de socialización necesarias pueden ser introducidas gradualmente y sin romper la tradición general de la sociedad” (Teoría general, etc, cap 24)
  58. comentario sobre "A dónde va la Gran Bretaña" (Trosky) en http://www.marxists.org/history/etol/document/comments/keynes01.htm
  59. Marx y Keynes: Paralelismos siniestros- en http://www.liberalismo.org/articulo/383/40/
  60. . Curiosamente parece haber aquí un acuerdo entre Keynes y su gran oponente, Von Mises, por lo menos en relación con el papel del dinero. En efecto, Von Mises dice, en relación con la Ley de Say: "Las mercancías, decía Say, se pagan en última instancia no con dinero, sino con otras mercancías. El dinero es solamente el medio de intercambio generalmente empleado; juega sólo el papel de intermediario. Lo que, en definitiva, el vendedor quiere recibir a cambio de las mercancías vendidas son otras mercancías". Von Mises: Lord Keynes y la Ley de Say
  61. . Generalmente con un rol autónomo dentro de ciertos objetivos, tales como fijar la tasa de interés a fin de promover crecimiento económico y estabilidad monetaria
  62. Luis Orduna Díez (2005) Las ideas de keynes para el orden económico mundial
  63. Ya Adam Smith había observado en situaciones de guerra iniciadas por los estados: “Cuando la guerra viene, los políticos son tanto incapaces como reluctantes de aumentar los impuestos en proporción al aumento de los gastos. Son reluctantes porque temen ofender a la gente, quienes, debido a un aumento tan súbito y mayor en los impuestos, pronto la encontrarían inconveniente... La facilidad del empréstito los libra de ese predicamento.. A través de préstamos ellos, con un aumento muy moderado en los impuestos, pueden levantar, año tras año, el dinero suficiente para conducir la campaña y a través de la práctica del financiamiento perpetuo se les permite, con el mínimo aumento de los impuestos (a fin de pagar los intereses de la deuda pública) levantar anualmente el máximo de dinero (para financiar la guerra)” - Adam Smith, La riqueza de las naciones (1776). Libro V, Capítulo 3, Artículo III: De la Deuda Publica -
  64. Veo el aspecto “rentier” del capitalismo como una fase transicional que desaparecerá cuando haya efectuado su labor. Y con la desaparición de esa fase rentier mucho más sufrirá un cambio profundo. Será además una gran ventaja del orden de cosas que estoy proponiendo, que la eutanasia del rentier, del inversionista sin otra función, será una continuación prolongada y gradual de lo que hemos visto hace poco en Gran Bretaña, y no necesitará una revolución. (J.M. Keynes: Teoría general, etc, cap 24)
  65. Ospina, Gissela (14 de mayo de 2019). «Explicación de la teoría keynesiana». TU ECONOMÍA FÁCIL. Consultado el 14 de mayo de 2019. 
  66. “Introducción a la Economía Política” de Wilhelm Röpke – Unión Editorial SA – ISBN 84-7209-019-1
  67. Röpke parece avanzar aquí el mismo argumento que los partidarios de la escuela austriaca avanzan cuando confrontan crisis: el problema es- se aduce- que hubo “demasiada prosperidad” -entendida como exceso de demanda- con anterioridad. Dejando de lado si eso es correcto (lo que Lionel Robbins -uno de los proponentes iniciales de la sugerencia - llego a dudar: “A partir de la asunción que el diagnóstico de liberación monetaria excesiva e inversiones erróneas fuera correcto -lo que ciertamente no es un asunto resuelto"), dos problemas permanecen irresueltos: que hacer al respecto y el por qué no lo proponen durante el período de “prosperidad inflacionista” misma. El ejemplo más reciente y notorio de este problema es el de Alan Greenspan, quien, a mediados del 2007, durante la burbuja que precedió a la La crisis de liquidez de septiembre de 2008, respondió -cuando se le advirtió de las consecuencias de la gran expansión de deuda -tanto individual como nacional- que estaba sucediendo- que en todo caso esa deuda no era problema (“Tales temores ignoran un hecho fundamental de la vida moderna: en una economía de mercado, el aumento de la deuda va de la mano con el progreso”), dando así origen a lo que llego a ser conocido como el “Greenspan Put” (“no importa que sea lo que falle, la Reserva Federal lo rescatará a través de crear el suficiente dinero barato para sacarlo de sus problemas”). Sin embargo, y con posterioridad, al comienzo de la crisis, Greenspan rastreó su origen al “exceso de crédito” (“La accesibilidad de crédito doméstico barato y aparentemente sin límite alentó una locura de construcción y compra.. lo que sucedió a continuación es ahora una historia penosamente familiar”. )-, Alan Greenspan, “The Age of Turbulence: Adventures in a New World. New York: Penguin Press. ISBN 1-59420-131-5. OCLC 122973403 capt 18, -“Cuentas corrientes y deuda”- y “Epílogo” respectivamente)
  68. Edmund S. Phelps, Antoni Bosch Domènech: Economía política especialmente capt XXI: “La inflación; sus causas y su control”
  69. John Petroff: COMPARACIÓN ENTRE EL MODELO CLÁSICO Y EL DE KEYNES
  70. Valpy FitzGerald: MODELOS MONETARIOS Y CONTROL DE LA INFLACIÓN EN LAS ECONOMÍAS DE MERCADO EMERGENTES
  71. Por ejemplo: “La inflación aparece como un mecanismo por el que las diversas fuerzas sociales, que se instalan a su turno en el poder, logran asegurar el valor real de sus ingresos. Es decir, que la inflación no es ni un fenómeno neutro, ni aséptico, o una especie de maleficio... sino que hay grupos sociales que.. se benefician de ella.” Jürgen Schuldt, Alberto Acosta: Inflación: enfoques y políticas alternativos para América Latina y el Ecuador p 9
  72. Esteban Mercatante: Keynes, la inflación y los salarios
  73. En la medida que tales acciones son percibidas por diferentes sectores ya sea como inímicas al crecimiento económico o como tentativas de hacer recaer los costos de la prosperidad general sobre un sector determinado o excluir a ese sector del beneficio de tal prosperidad
  74. Keynes mismo plantea este punto. Él considera que el aumento de precios en relación a los salarios representa una transferencia potencial de recursos al estado, si éste extrae impuestos sobre tales excesos de ganancia dada la misma producción. Para un análisis más detallado de esto y problemas asociados, ver: Allan H. Meltzer: Keynes's Monetary Theory
  75. por ejemplo: Mario Rapoport aduce: "En este sentido, la inflación afecta el reparto de las riquezas, mientras que la deflación la producción de bienes. Pasamos por alto que la realidad es más compleja y supone, en cada caso, situaciones distintas y ganadores y perdedores diferentes. Pero Keynes concluye, “la inflación es injusta y la deflación inoportuna. Quizás la deflación es la peor de las dos si se hace abstracción de inflaciones extraordinarias como la de Alemania” (en 1923). En efecto, en un mundo empobrecido “es peor provocar desocupación que frustrar al rentista en sus esperanzas” aunque “los dos son males a evitar” (pág. 75)." en Volviendo a Keynes y a la inflación
  76. Fabozzi, Franco Modigliani, Michael G. Ferri, Margarita Gómez Escudero: MERCADOS E INSTITUCIONES FINANCIERAS esp pp 193
  77. Mohameden Ould-Mey, por ejemplo, argumenta que la devaluación de la moneda contribuye a la transferencia de recursos desde el Sur al Norte": Currency Devaluation and Resource Transfer from the South to the North
  78. A Lerner (1943): Lerner, Abba: Functional Finance and the Federal Debt
  79. Gabriel Leandro: "La política económica, entonces, consiste en el que el Gobierno emplea sus poderes legítimos manipulando diversos instrumentos, con el fin de alcanzar objetivos socio-económicos previamente establecidos. La política económica tiene distintos objetivos, dentro de los cuales se puede decir que los principales son:
    1. Crecimiento y desarrollo económico, que consiste básicamente en lograr tasas de crecimiento de la producción satisfactorias, incluyendo cambios estructurales continuos en el tejido productivo.
    2. Pleno empleo, es decir garantizar la creación neta de puestos de trabajo para proporcionar a un nivel de vida razonable para todos los miembros capacitados de la fuerza laboral disponible, reducir y prevenir el desempleo cíclico a corto plazo, eliminar el desempleo estructural y otras formas de desempleo persistente a largo plazo.
    3. Estabilidad de precios, la cual consiste en el mantenimiento del nivel general de precios, o una tasa de inflación reducida.
    4. Distribución de la renta y la riqueza, o sea una reducción progresiva de las diferencias entre los niveles de ingresos personales, la concentración de la riqueza y la provisión de bienes públicos.
    5. Equilibrio de la balanza de pagos, se pretende reducir el déficit exterior a medio plazo, mantener un nivel de reservas de divisas y la solvencia frente al exterior.
    Para lograr ese objetivo el Estado dispone de varios instrumentos." en Papel del gobierno en la economía: La política económica
  80. por ejemplo: Andrea Roventini (2010): Introduction to Macroeconomics: The Neoclassical Synthesis
  81. Juan Tugores Q (2010): Macroeconomía. Para entender la crisis en una economía global p 150
  82. De acuerdo a Marshall ("Principles of Economics", London; Macmillan, 1890), periodos inferiores al "periodo del mercado" son considerados "corto plazo" (short run). En el corto plazo variaciones de demanda, etc, afectaran producción solo en forma limitada. Las empresas pueden, por ejemplo, utilizar mejor sus recursos -asumiendo que no lo estén haciendo- pero emplear más trabajadores, aumentar capacidad instalada, etc, toma tiempo. El "largo plazo" (long run) es el periodo que permite a las empresas responder a esos cambios. Es el periodo en el cual empresas pueden entrar o salir de un mercado en forma planificada. Las empresas generalmente producen sobre la base de cálculos de largo plazo: variar la producción, los niveles de empleos y decisiones acerca de inversiones y compra de insumos, etc. no son generalmente tomadas ligera o rápidamente.
  83. J. R. Hicks (1937): Mr Keynes and the “Classics”: A Suggested Interpretation Archivado el 12 de agosto de 2011 en Wayback Machine.
  84. «Overview: The Multiplier Model». 
  85. Andrew Rose: “Keynesian Cross” or “Multiplier ” Model Archivado el 11 de enero de 2011 en Wayback Machine.
  86. Félix Jiménez, Gisella Chiang y Erick Lahura (2001): MACROECONOMÍA: ENFOQUES Y MODELOS NUEVOS EJERCICIOS RESUELTOS Archivado el 6 de enero de 2012 en Wayback Machine.
  87. José E De Gregorio Rebeco (2007): Macroeconomía: teoría y políticas p 499, etc
  88. Gianluigi Vernasca (2011): IS-LM Model: the Short-Run Equilibrium
  89. por ejemplo: Chipman, John S; Moore, James C (1978): The New Welfare Economics, 1939-1974
  90. John M. Gowdy (2004): The Revolution in Welfare Economics and Its Implications for Environmental Valuation and Policy Archivado el 11 de junio de 2012 en Wayback Machine.
  91. Paul A. Samuelson: The Pure Theory of Public Expenditure
  92. Por ejemplo: Axel Leijonhufvud argumenta que la síntesis esta basada en un equilibrio walrasiano, lo que sería contrario a la visión de Keynes, para quien la economía es, fundamentalmente, un proceso en desequilibrio.- Ver "Keynesian Economics and the Economics of Keynes", en AER, 1968.
  93. Axel Kicillof (2009): “Pero, por lo mismo, tampoco puede resultar extraño que la formación de la llamada síntesis neoclásica no se haya detenido en el artículo de Hicks ya que allí se concedían, tácitamente, demasiados puntos a Keynes. Modigliani, en un también célebre artículo, inicia una embestida todavía de mayor envergadura pues, partiendo de ISLM de Hicks, reintroduce el mercado de trabajo.... De esta manera, con el regreso del mercado de trabajo, se pone en marcha una más completa restauración de la teoría clásica que incluye cambios en la función consumo, en el efecto saldos reales y otros mecanismos que aseguran que el sistema tienda siempre a la plena ocupación. En otras palabras, regresa la teoría clásica con todas sus fuerzas: si no existen rigideces en las variables nominales los economistas deben confiar siempre en la vieja ley de Say y en la vieja teoría cuantitativa del dinero.” en Una exégesis de “Mr. Keynes y los clásicos” de J. R. Hicks. El nacimiento del modelo IS-LM o el pecado original de la macroeconomía moderna Archivado el 26 de agosto de 2014 en Wayback Machine.
  94. Philip Arestis: El Keynesianismo, sección 2 (Las Ideas Básicas pp 349 y sig. (en “Crítica a la economía ortodoxa” .- Seminario de Economía Crítica TAIFA
  95. Por ejemplo: Joan Robinson (1969): La Economía, hoy (en P. Arestis: Crítica a la economía ortodoxa, etc, pp 23-28)
  96. Hector Guillen R: Keynes y las economías monetarias de producción Archivado el 4 de marzo de 2016 en Wayback Machine.
  97. Scitovsky, Tibor (1941). «A Note on Welfare Propositions in Economics». Review of Economic Studies 9 (1): 77-88. doi:10.2307/2967640. .- Ver también: Fonseca, Gonçalo L. «The Paretian System: Scitovsky Reversals and the Double Criteria». Archivado desde el original el 15 de febrero de 2006. 
  98. D. Dillard (1948): The Economics of John Maynard Keynes: The Theory of a Monetary Economy New York, Prentice-Hall, (La teoría económica de John Maynard Keynes, Madrid 1965;)
  99. Wray, L. R. (1998) Preliminaries to a monetary theory of production: the labour theory of value, liquidity preference and the two price systems, in: R. Bellofiore (Ed) Marxian Economics: a Reappraisal, Vol. 1 [Method,ValueandMoney](London:Macmillan).
  100. A. Leijonhufvud: "Keynesian Economics and the Economics of Keynes", en AER, 1968.
  101. Ver M Lavoie - 2002 A post-Keynesian alternative to the New consensus on monetary policy
  102. Roy Jeffrey Rotheim - 1998 New Keynesian economics/post Keynesian alternatives
  103. Famosamente, en la “Teoría General” Keynes escribió (p 161): “[Una] gran parte de nuestras actividades dependen de un optimismo espontáneo y no en un modelo matemático de la expectativas, ya sea moral o hedonista o económico. La mayoría, probablemente, de nuestras decisiones de hacer algo, las consecuencias completas de lo cual se elaborará a lo largo de muchos días, sólo puede ser tomado como un resultado de "espíritus animales" - el impulso espontáneo a la acción en lugar de la inacción, y no como el resultado de un promedio ponderado de beneficios cuantitativos multiplicados por probabilidades cuantitativas.“ Eso, en aislamiento, podría parecer un comentario sin mayor fundamento, pero esta basado en un detallado análisis anterior de Keynes (ver “A Treatise On Probability- 1921). Para empezar a profundizar, ver David Marsay (2011): Overview on Keynes’ Treatise on Probability
  104. Stefan Kesting (2008) "Aún más, el alegato de Herbert Simon a favor de la pluralidad de racionalidades y su concepto de racionalidad limitada está profundamente influenciado por Keynes. Después de una discusión a fondo de la ideas microeconómicas expresadas en el duodécimo capítulo de la Teoría General, Simon concluye: “Sólo el miedo de pronunciar un anacronismo flagrante me impide reclamar a Keynes, [...] como el verdadero creador de la economía de la racionalidad limitada " (Simon (1997): An Empirically Based Microeconomics, Cambridge University Press, Cambridge, New York and Melbourne.): p 16." en: Keynesian microeconomics and institutional change p 2).
  105. Erik Angner (2006): “Otro macroeconomista muy conocido por sus incursiones en la psicología es John Maynard Keynes. En su discurso del Premio Nobel (2001), George Akerlof fue tan lejos como a afirmar que la “Teoría General” de Keynes [1936] fue la mayor contribución a la economía conductual antes de nuestra era." en BEHAVIORAL ECONOMICS p 16
  106. Por ejemplo Richard Postner, profesor en la Universidad de Chicago, utiliza un enfoque keynesiano para analizar la crisis que comenzó en el 2008 en su “El fracaso del Capitalismo: La crisis del 2008 y el descenso hacia la depresión.”.- Ver Jonathan Rauch: Richard Posner, las fallas del capitalismo y la depresión
  107. Esto es uno de los problemas centrales de la economía "ortodoxa", en la medida que pone en cuestión una asunción básica: si los individuos se comportan racionalmente, porque ni los precios ni los salarios bajan cuando -de acuerdo a esa asunción- deberían hacerlo?. Daniel Kahneman ha explorado el asunto, llegando a la conclusión que consideraciones de “justicia” influencian esas decisiones. Esta percepción provee una fundación a algunos de las asunciones keynesianas. En las palabras de Kahneman: “Es plausible que el estado sepa más acerca de las futuras preferencias de los individuos que los individuos mismos saben en el presente” en “New Challenges to the Rationality Asumption” -Journal of Institutional and Theoretical Economics” 150, (march 1994) p 18-36.- Ver también: D Kahneman,- J. Knetch y R. Thaler: “Fairness and the Assumptions of Economics” -Journal of Business, 59, (October 1986b) p S285-S300.- Por ese trabajo, Kahneman compartió el Premio Nobel de Economía con Vernon Smith en 2002.
  108. Chris Giles in London, Ralph Atkins in Frankfurt and,Krishna Guha in Washington. «The undeniable shift to Keynes». The Financial Times. Archivado desde el original el 27 de mayo de 2009. Consultado el 23 de enero de 2008. 
  109. Robert Skidelsky (2009): El regreso de Keynes
  110. Paul Krugman (2009): How Did Economists Get It So Wrong? ver también su libro “The Return of Depression Economics and the Crisis of 2008.”
  111. James K. Galbraith. «The Collapse of Monetarism and the Irrelevance of the New Monetary Consensus». The University of Texas. Archivado desde el original el 17 de marzo de 2009. Consultado el 29 de febrero de 2009. 

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